Hijos de la Oscuridad

En estos momentos tan difíciles, nos vemos obligados a ahorrar hasta los pensamientos. Cuando te acercas al décimo día sin agua y a la incertidumbre del amanecer sin electricidad, empiezas a aferrarte a tu sanidad mental, a no perder el poco equilibrio que te queda para subsistir y sobretodo a la negación de normalizar una situación que se ha vuelto más inhumana cada hora.

Sin tener señales de tus familiares, empiezas a atesorar más el hablar con ellos, con quienes están afuera cada vez que puedes y aun más con quienes están en el interior del país viviendo las mismas penas tal vez en peores condiciones. Te preocupas por ellos, ¿cómo estarán haciendo con la comida?, te preguntas: ¿cómo vas a hacer tú con tu propia comida?, ¿dónde puedes conseguir un poco de agua?, entre otras cosas.

El país nos tiene en una constante carrera de supervivencia, que te obliga a no pensar en otra cosa que no sea como intentar «ganarle» a una situación que saca lo peor de cada uno. Y sin darnos cuenta vamos renunciando a todo lo que creíamos saber de nosotros mismos con tal de sobrevivir.

¿Nos terminaremos adaptando a lo insólito? Pues ya lo hemos hecho, todo lo que no hemos podido cambiar nos ha cambiado a nosotros, nos hemos convertido poco a poco en mutantes por nuestra propia realidad. Hemos ido normalizando lo inimaginable, remontando nuestros límites, pero hacia una involución que nos hace cuestionarnos diariamente, ¿qué más implica el ser venezolano? .

No vivimos en un país cambiante, sobrevivimos en una constante alteración de país. Una mutación que te golpea cada vez que te atreves a soñar con algo más de lo que ella está dispuesta a darte, una realidad que de forma incesante te arrastra a los momentos más oscuros de tu estado de ánimo y es ésa oscuridad en sí misma, aquella que no tiene nada que ver con la falta de electricidad, a la que no quiero acostumbrarme.

En fin, nos vemos obligados a ahorrar hasta los pensamientos, por eso decidí escribir los míos, para recordar siempre que esta situación tan inhumana no es para acostumbrarse, que los principios no se negocian y los valores son los que más deben resistir.

Lo tenía que escribir

@NaroAndres

Deja un comentario